Humeante la
taza de café
recién puesta
espera
a la ansiada
boca
que se muere de sueño
tras la trepidante
Noche de Pesadillas
que aún flota
igual que ese vapor
sereno,
e igual que espera
ese azucarero para
derramar su contenido
en el amargo café.
Saludos.
tantas mañanas, y tantos cafés..
ResponderEliminarsaludos,
Esas mañana... si café para mi sin azucar. Gracias
ResponderEliminarGracias por comentar: un beso.
ResponderEliminarLa verdad es que el café espabila bastante, grcias por venir a compartirlo conmigo.
Abrazos.
Algunos cafés a mí me ponen más nerviosa y me hacen recordar demasiado esas pesadillas...Con mucha azúcar, un saludo.
ResponderEliminarde verdad de verdad, la Vida jamás volverá a abandonarte
ResponderEliminarTe quiere tanto, que sin ti ya se moriría